Saturday 18 May 2024


¿Por qué es tan malo el servicio?

Thursday, March 1, 2012

Douglas Gómez
Prensa.com, Panamá

¿Quién de nosotros no ha vivido una situación desagradable o incómoda al momento de pagar por un producto o servicio? Ya sea que vayamos a un restaurante, a realizar una transacción bancaria o recibir atención en algún centro hospitalario. Todos hemos pasado en algún momento por un servicio que nos ha hecho sentirnos ultrajados, menospreciados y que nuestro dinero no vale. Pero, ¿a qué se debe que la percepción de propios y extraños en nuestro país sea de que brindamos un servicio malo al cliente?

Si bien es cierto no se puede generalizar y hay empresas que se esfuerzan por brindar un servicio de calidad a sus clientes, en la mayoría de los casos no ocurre lo mismo, o al menos es la percepción de los consumidores en general.

Panamá ha sido catalogado por años como un país de servicios, pero, ¿realmente qué tipo de servicios brindamos?

A veces dentro de la misma empresa o institución podemos encontrar servicio de calidad y otro pésimo, entonces, ¿se trata de un aspecto cultural? ¿Del individuo? ¿De actitudes? ¿De capacitación a los empleados o de enseñanza desde niños en nuestros hogares y escuelas? No tenemos que ir muy lejos para ver lo que han hecho nuestros vecinos en Colombia y Costa Rica. Quienes hemos tenido la oportunidad de viajar a estos países, inmediatamente notamos en los empleados –en cualquier tipo de negocio– un servicio al cliente excepcional o por lo menos en la mayoría de las ocasiones recibimos este trato. Prueba de esto es que muchas empresas en nuestro país están contratando a personal proveniente de Colombia o Costa Rica y lo podemos ver a lo largo y ancho de nuestro país en restaurantes, clínicas, servicios financieros, ventas.

¿Cómo podemos lograr, poco a poco, un cambio en Panamá en cuanto a nuestra cultura de servicios? Podemos comenzar por educar a los niños desde temprana edad, enseñándolos en nuestros hogares a manejarse con comunicación positiva, que aprendan a utilizar las palabras mágicas “por favor”, “gracias”, “discúlpame”.

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