Cuando todo tiene un precio

Anabella Dex
Prensa, Panamá

Panamá, por su tradición histórica como país de paso y abierto al comercio, siempre ha tenido una mentalidad mercantilista. El comerciante tiene como fin convertir su mercancía en dinero a la brevedad posible, haciendo la menor inversión necesaria. Esta actitud contrasta con la del industrial, quien tiene una visión del tiempo y de la inversión más a largo plazo, asume un mayor riesgo y está comprometido de una manera más arraigada con el país donde produce.
Nuestro país ha sabido desarrollar esa mentalidad mercantilista a las mil maravillas, tanto es así que nos hemos ido al extremo en que todo está en venta: no solo los bienes y servicios tradicionales, sino la tierra, las costas, nuestra seguridad social, nuestra conciencia, los fallos de jueces y árbitros, el futuro de las próximas generaciones.

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