Sunday 28 April 2024


Desacreditar los partidos es jugar con fuego

Wednesday, September 7, 2011

Príamo Alvarenga
La Prensa Gráfica, El Salvador

Recientemente, la cúpula empresarial realizó un evento donde 3 personajes de Bolivia, Ecuador y Venezuela expusieron el creciente deterioro que están sufriendo sus instituciones democráticas. No me quedé al intercambio de opiniones que los ponentes iban a sostener entre ellos y el público, por no afrontar el disgusto que ocasionan quienes, como el que hizo la introducción y coordinaría las discusiones, creen probar su vanguardismo o “juventud” mostrándose con barba sin recortar, despeinados, sin corbata donde todos la llevan; desagradan, repito, porque la única impresión que sugiere su desaliño es falta de baño.

Los panelistas, con pasado reciente de militancia política e intelectual de alto nivel, en sus intervenciones dejaron subyacente un factor común en las tragedias presentadas: el desprestigio de los partidos políticos que abrió las puertas a un caudillo populista y totalitarista.

La mejor descripción fue la del venezolano, porque comenzó desde el fondo del drama actual, analizando las responsabilidades que a cada sector cupieron en su gestación. También porque quizás se asemeja a nosotros, pues mientras en los otros dos los partidos agonizaron entre golpe y golpe de Estado, en El Salvador, un golpe es el antecedente mediato pero eficaz del que nacieran los institutos políticos. Nuestra reciente crisis política desencadenada a propósito de “la batería de resoluciones”, como la llamó este periódico, de la Sala de lo Constitucional, fue tomada por muchos como una ocasión para atacar despiadada e indiscriminadamente a los partidos, a “todos los partidos” como con aires de valentones generalizaban algunos.

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