Todo para nada

Gaspar Vallecillo
El Heraldo, Honduras

Porfirio Lobo sin definir posiciones y agazapado logró el voto de nacionalistas y de muchos otros que temían el giro a la "izquierda" promovida desde Venezuela, creyéndole respetuoso de nuestro Estado de derecho su arranque renco demostró de qué pata cojea. El discurso de posesión fue falso y fatuo. El gobierno de unidad significó nombrar incapaces y no profesionales idóneos para lograr la competitividad que urge para progresar.

Comenzó mal y sigue peor, su meta es estar en la OEA al costo que sea. Comprometió a Honduras contraviniendo leyes, cumpliendo con humillantes poses lo exigido por enemigos de nuestra democracia que dominan ese organismo que de nada sirve ni servirá. Su entreguismo y aceptación de condiciones lo hace sin consultar con los otros poderes del Estado -solo con el Legislativo- y menos con el pueblo que lo eligió para mejorar con probidad y no empeorar con indignidad.

Pide al Congreso apruebe el "requisito" del ministerio de los derechos humanos que será el misterio de las violaciones del Estado contra el pueblo. En el legislativo su presidente, inteligente y seguro, dio a los diputados la oportunidad de parlar (hablar mucho sin sustancia) y los que dijeron votarían en contra aplaudieron sumisos su aprobación. Hubo lucidas manifestaciones del saber legal y de oposición que constituyen constancia histórica. 

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