¿Consensos o demagogia?

Carlos H. Rivas
La Prensa Gráfica, El Salvador

Las reacciones ante el veto presidencial al decreto legislativo anulando la declaración del patrimonio y la decisión presidencial de aumentar el salario mínimo son ejemplos de esa actitud. Los sectores económicamente privilegiados del país, que en el pasado han manejado a su antojo las riendas del Estado, se muestran indignados y agredidos por tales acciones.

Dichas medidas podrían traer, por un lado, desempleo en el área de la empresa privada, precisamente para los sectores menos favorecidos, y, por otro, inseguridad para los más ricos.

Esta reacción tiene un eco opuesto en los sectores más vulnerables de la sociedad y económicamente más pobres, que a diferencia de aquellos viven sumergidos en una situación nada esperanzadora, sin posibilidades de acceder a mejores condiciones de vida, donde la salud, la comida y el estudio sean una posibilidad real que favorezca su desarrollo.

Puesta en esa doble perspectiva, la gestión gubernamental debería estar sobre la polarización y buscar los consensos que permitan que la nación tome un rumbo favorable para las mayorías, y nos saquen a los salvadoreños de la exclusión y la desigualdad. Según declaraciones del Gobierno y del mismo presidente Funes, ese es uno de los grandes objetivos de la actual administración, pese a la oposición de los sectores que en el pasado han utilizado al gobierno para cuestiones corporativas.

Es importante que los salvadoreños conozcamos los ofrecimientos, proyectos y medidas del Gobierno para ejercer como ciudadanos responsables y preocupados por el futuro de nuestro país una “contraloría” de la gestión gubernamental, y constatemos si es cierto que la administración Funes impulsa, como lo ofreció, una nueva forma de gobernar.

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