¿Qué sigue?

Joaquín Samayoa
La Prensa Gráfica, El Salvador

En flagrante violación de la ley, tolerada por las autoridades policiales, un grupo de sindicalistas tomó el control del edificio de la Corte Suprema de Justicia. Sin potestad legal para hacerlo, llamaron a un maestro cerrajero, quien violentó la cerradura de la oficina de la presidencia de esa institución para permitir el acceso de un ciudadano cuyo nombramiento como presidente de la CSJ ha sido declarado inconstitucional. El presidente de la Asamblea Legislativa, acompañado por líderes de los partidos que acuerpan al FMLN en el desacato a la Sala de lo Constitucional, se hizo presente y alzó el brazo del Dr. Ovidio Bonilla, en gesto de victoria a la usanza de un ring de boxeo.
Este conflicto no debió ocurrir. Nunca hubo apremio o necesidad de Estado o conveniencia de país para anticipar la elección de los nuevos magistrados y del fiscal general.

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