Consentidos de los gobiernos
Thursday 22 September, 2011
Aníbal Delgado Fiallos
La Prensa, Honduras
Warren Buffet es muy conocido en los Estados Unidos; considerado el hombre más rico del mundo en 2008, es además un personaje abierto a las obras sociales y de una impecable conducta de austeridad personal: vive en la misma casa de antes de que fuera uno de los más grandes multimillonarios y su salario anual no asume las cifras escandalosas de sus pares.
El opulento empresario ha estado en las primeras páginas de los informativos cuando, a raíz del plan de Obama para reducir el déficit, ha proclamado por los cuatro vientos que sus compañeros de fortuna, los multimillonarios, no están pagando los impuestos que deberían pagar; en el cuadro de las relatividades mi secretaria paga más que yo, dijo, y agregó: “han sido consentidos durante bastante tiempo por un Congreso que es amigable con ellos”.
En honor a la postura de Buffet es que el presidente Obama llama a su plan de reducción del déficit “La regla Buffet”.
Todo sistema impositivo debe ser justo y equitativo según los conocidos preceptos fiscales del liberalismo clásico; pero estos anhelos de justicia y equidad nunca se lograron; y no es que los parlamentos en un acto de ingenua tolerancia consientan a los individuos de altos ingresos, como señala el atónito Buffet, sino que en el marco de la más rigurosa lógica política, son ellos mismos: el Estado es lo que son los intereses que económicamente dominan en la sociedad.