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Déficit fiscal y reforma del Estado

Thursday 13 January, 2011


Claudio Ansorena
La Nación, Costa Rica

En el corto plazo, el debate fiscal es un problema contable que hay que balancear por el lado de los ingresos y/o por el lado del gasto, como vemos en la actual reforma tributaria que se nos anuncia. Se cree que es un asunto meramente “técnico” sobre base, elasticidades y la efectividad del cobro impositivo y de qué tipo de impuesto es más justo que otro o cuál rubro recortar.

Así, cada cuatro años, cada gobierno se encuentra con el dilema de cómo financiar los crecientes gastos del Estado con relación a sus ingresos a consecuencia de una visión cortoplacista. Visión cortoplacista. El problema ha sido y sigue siendo esa visión de corto plazo que no nos permite ver más allá de nuestras narices cuando tenemos el agua al cuello y los grados de libertad son escasos. Pero, desde un enfoque alternativo y de más largo plazo de economía política, el déficit fiscal es resultado de una pugna distributiva de la interacción histórica entre el sector público y el privado y entre el capital y el trabajo en los diferentes sectores privados.

Estado desmantelado. El modelo de Estado actual obedece al modelo de desarrollo construido a partir del conflicto del 48 y su visión de un Estado interventor, productor de infraestructura y bienestar social. Sin embargo, a partir de la década de los 80 con el nuevo modelo exportador-financiero implantado en el país, se ha ido desmantelando y debilitando el Estado y desvirtuando su papel desarrollista para convertirse en un entuerto legal y burocrático que ni es desarrollista ni es eficiente en su manejo administrativo, ni es facilitador para el desarrollo del sector privado. 

En pocas palabras, su ineficiencia nos coloca en el peor de los dos mundos, con un adefesio con vida propia que debemos redefinir si queremos resolver no solo el tema fiscal, sino que el Estado obedezca al modelo de desarrollo que adoptemos. Hasta ahora, la regla del juego entre el sector público y el privado ha sido de socializar los costos y privatizar las ganancias. Existen innumerables ejemplos de esta costumbre que ha sido la que ha llevado al debilitamiento del Estado y a una mayor desigualdad social en estos últimos 25 años. 

Reforma del Estado. Para cambiar estas reglas, se requiere por lo tanto una reforma profunda del Estado costarricense, donde también el Estado participe de las ganancias y no solo asuma los costos. Se requiere una mayor coordinación e integración de las políticas sectoriales, eliminar duplicación de funciones y aumentar la eficiencia en la ejecución del gasto. 

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