Después de la tempestad, viene...
Tuesday 25 October, 2011
Rafael Castellanos
La Prensa Gráfica, El Salvador
“Viene la reconstrucción física y productiva, que ya hemos vivido. Lo verdaderamente importante es replantear nuestro futuro: convertirnos en un país más rico con desarrollo humano alto en veinte años, salir de la vulnerabilidad en serio.”
El dicho popular es “después de la tempestad viene la calma” lo cual es cierto en lo que al clima se refiere y a la vida también, la tormenta no dura para siempre, el sol vuelve a salir una mañana. Pero en el sentido más realista, después del mini diluvio que nos castigó y causó daños catastróficos, después de la tempestad... vienen la reconstrucción, la mitigación, la atención inteligente a las víctimas como en cada catástrofe...
Pero más importante aún, debiera venir el replanteamiento del destino que queremos, para no estar todos los años o cada dos, atendiendo las emergencias que siempre se darán, terremotos o tormentas tropicales, con la misma actitud heroica pero las mismas pocas armas, con daños similares por no haber podido corregir radicalmente la vulnerabilidad de las zonas porque se requieren muchísimos fondos que no tenemos, atendiendo a muchos pobres que viven en condiciones precarias porque no hemos logrado como sociedad sacar a suficientes personas de la pobreza para que vivan mejor, porque no habremos producido suficiente riqueza para evitar que en las desembocaduras de los ríos viva gente en chozas, cerca de la planicie fértil para cultivar de subsistencia en vez de una alternativa mejor...
Todos sabemos que nos castigó una de las peores tormentas, la más copiosa de la historia; que causó inmensos daños a la infraestructura vial, carreteras y caminos destrozados o muy dañados, muchos puentes caídos, más de cien mil damnificados, innumerables daños menores en viviendas y pueblos; que se destruyó una importante parte de las cosechas de maíz y frijol, se dañaron importantemente las de azúcar y café, se destruyeron cultivos de peces, pescadores y jornaleros no trabajaron por días, muchos pasaron hambre.
Si bien la maquinaria gubernamental y la solidaridad ciudadana dieron lo mejor de sí, tenemos que superar el nivel, subir la barra.