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El drama centroamericano

Friday 18 November, 2011


Andrés Oppenheimer
La Prensa, Honduras

Mientras la sangrienta guerra contra los carteles del narcotráfico en México genera titulares en todo el mundo, hay un hecho poco difundido que está causando cada vez más alarma entre funcionarios estadounidenses y latinoamericanos: la violencia del narcotráfico en Centroamérica ya ha superado a la de México.

Hasta en Costa Rica, un país que suele ser llamado “la Suiza de Latinoamérica” por ser una isla de paz y prosperidad en la región, está creciendo la ansiedad por la creciente ola de violencia relacionada con las drogas.

Durante una visita a este país la semana pasada, me sorprendió descubrir que la criminalidad se ha convertido súbitamente en la preocupación número 1 de los costarricenses. Pese a que otra encuesta reciente proclamó a Costa Rica el país con la gente más feliz del mundo — algo que casi todos aquí le recuerdan a los visitantes con una mezcla de orgullo e ironía —, hay nerviosismo en el paraíso.

El promedio de homicidios de los cinco países centroamericanos es de 43 personas por cada 100,000 habitantes por año, más del doble del de México. Honduras y El Salvador tienen el índice de homicidios más alto del mundo, según un nuevo Estudio Global sobre el Homicidio de las Naciones Unidas.

El año pasado, el índice de homicidios por 100,000 habitantes fue de 82 personas en Honduras, 66 personas en El Salvador, 41 en Guatemala y 11 en Costa Rica. Comparativamente, el índice de homicidios fue de 18 en México, y cinco en Estados Unidos, según el estudio.

En una entrevista en el palacio presidencial, la presidenta costarricense Laura Chinchilla no ocultó su preocupación por el creciente índice delictivo de su país. Aunque Costa Rica tiene tasas de homicidio mucho menores que sus vecinos, se han duplicado en los últimos 10 años, me señaló.

Gran parte del aumento del índice de criminalidad en Costa Rica se debe a los ajustes de cuentas entre los narcotraficantes. Pero si lo que ocurrió en Colombia y México sirve como presagio de lo que podría ocurrir en Costa Rica, el paso siguiente será que los narcotraficantes empiecen a tratar de extorsionar a funcionarios públicos, y luego a asesinar a aquellos que se nieguen a aceptar su dinero, afirmó la presidenta.

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