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El FMI y sus programas

Monday 12 December, 2011


María Antonieta de Bonilla
Prensa Libre, Guatemala

Los programas del Fondo Mone-tario Internacional (FMI) con sus países miembros han pasado por un largo recorrido y experimentado cambios significativos desde los puestos en marcha a raíz del Consenso de Washington emergido luego de las crisis de deuda de varios países en desarrollo, hasta los que surgieron a partir de la crisis financiera global acontecida en 2008.

Durante los noventas los programas se caracterizaron por una fuerte condicionalidad que incluía reducciones drásticas del déficit fiscal apuntaladas por reformas fiscales y austeridad del gasto público, además de reformas estructurales para liberalizar los mercados y el comercio y privatizar las empresas públicas. El FMI fue objeto de críticas cuando los países que implementaron estos programas no lograron mejorar su crecimiento económico ni reducir la pobreza, por lo que comenzó a darles un giro importante y, aunque continuaron manteniendo fundamentalmente la misma condicionalidad, se incorporaron cláusulas específicas para proteger el “gasto social”.

En los años de bonanza previos a la crisis, varios países que habían suscrito acuerdos y recibido desembolsos de este Organismo, procedieron a pagar anticipadamente los saldos pendientes, por lo que el Fondo se encontró repentinamente con una excesiva oferta de recursos y escasa demanda por parte de sus países miembros. Ante esta situación, comenzó a replantearse cómo sobreviviría a futuro y entró en un proceso agresivo de reorganización con el propósito de reducir significativamente sus gastos de planilla. Llegó incluso a informar a los gobiernos que comenzaría a cobrarles por la asistencia técnica requerida. Entonces vino la crisis, y tuvo que dar marcha atrás con este proceso para poder responder a una compleja coyuntura que implicaba, entre otros riesgos, una significativa restricción de liquidez global.

El FMI reformuló totalmente sus programas, flexibilizando los stand by tradicionales a los que eliminó la mayor parte de condicionalidad, incrementó significativamente el monto de recursos susceptible de ser desembolsado y permitió a los países suscriptores recibir una buena parte de los mismos con la sola firma del acuerdo; se aprobó, además, la Línea de Crédito Flexible para aquellos países con fuertes fundamentos macroeconómicos y un sólido récord de implementación de políticas. Estos últimos programas no tienen condicionalidad ni un límite en los recursos que pueden otorgarse. Finalmente, en agosto de 2010, aprobó una nueva modalidad denominada Línea de Crédito Precautoria, intermedia entre las dos anteriores, diseñada para países que a pesar de contar con sólidos fundamentos y récord de políticas todavía presentan algunas vulnerabilidades que deben superar.

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