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El gobierno ante el reto de 2012

Thursday 01 December, 2011


Paulino Romero C.
Prensa.com, Panamá

Ante el acabamiento del infortunado año 2011, la ciudadanía panameña se pregunta: ¿Cuál será el talante del actual gobierno frente al reto del año 2012? Se trata del tercer año en curso del período presidencial que finaliza el 30 de junio de 2014. Francamente, solo el Presidente y su gobierno pueden responder (con acciones positivas) a tan significativo como preocupante cuestionamiento ciudadano.

En el decurso del presente año se dieron hechos nunca antes vistos en la historia política de Panamá. El saldo anual sociopolítico (lamentablemente triste), con que conmemoramos el 108 aniversario de vida republicana, fue a todas luces decepcionante. No es necesario hacer un recuento de los “desaciertos” y de los nefastos hechos consumados por el Gobierno nacional; todos estos sucesos son bien conocidos por la opinión pública, gracias a las investigaciones e informaciones oportunas de los medios de comunicación. Su legado: ¡Desánimo, desesperanza, consternación y corrupción anegan al presente el alma panameña!

Si nos ubicamos en un “psicoanálisis de la testarudez”, significaría que quien o quienes la merecen son rudos de testa, o sea que es o son duros de cabeza, y por tanto no podrán nunca vanagloriarse de otra cosa que la de ser un tanto semejantes a las estatuas. Lo cierto es que por ingenuidad o por astucia son muchos los testarudos que se jactan de serlo y hasta se atribuyen cualidades que de un modo superficial pueden conducirse con su defecto. Así se titulan poseedores de “una gran fuerza de voluntad”, de una gran “independencia de pensamiento” o de una extraordinaria “firmeza de convicciones”, lo que, a primera vista, sería sin duda aptitudes elogiables.

Psicológicamente hablando, una persona testaruda es aquella que cuando enfrenta una situación ante la cual sus habituales reacciones fracasan persiste rígidamente en repetirlas, sin tentar crear otras ni siquiera tampoco aprovechar las insinuaciones, consejos o ejemplos que quienes la rodean le sugieren para evitar nuevos fracasos. Si el viejo aforismo afirma que es “humano errar, mas no persistir en el error” la persona testaruda no es humana, ya que se empecina en persistir en la actitud o conducta que objetivamente se muestra errada ante la situación que la determina.

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