El imperio de las redes sociales

Otto Martín Wolf
La Prensa,Honduras

Ni el más visionario de los “futurólogos” pudo prever la importancia que en tan poco tiempo adquiriría el Internet, con sus redes sociales y los sistemas populares de comunicación masiva, como el teléfono móvil.

Lo que hasta hace relativamente poco tiempo fue un medio exclusivo de las clases media y alta, en todo el mundo se ha popularizado hasta llegar a las cifras de hoy: casi un treinta por ciento de la población mundial tiene acceso al Internet y que siete de cada diez habitantes del planeta poseen un teléfono celular. Es más, la combinación de computadora y teléfono móvil, los llamados “teléfonos inteligentes”, aumentan aún más el poder de las comunicaciones populares.

Una de las primeras muestras de la enorme fuerza del Internet -y una señal de cómo serán las cosas en el futuro- la dieron las filtraciones conocidas como “wikileaks”. No voy a profundizar sobre el contenido de esas revelaciones, ni tampoco en las implicaciones éticas que pueda tener cuando un banquero decide revelar en el Internet secretos que le fueron confiados por sus empleadores.

Porque por medio del Internet el público puede revelar de forma más o menos anónima lo que desee y lo puede hacer sin censura previa y, posiblemente, sin asumir consecuencias legales. Otro aspecto que nadie había visualizado es el uso de las redes sociales como medio de comunicación política masiva.

Quienes creyeron que “Facebook” era sólo un lugar para postear fotos y comentarios sociales y quienes pensaron que “Twitter” sólo era útil para seguir las andanzas de los miembros de la farándula, jamás imaginaron que esas “redes sociales” en poco tiempo demostrarían su importancia política y su valor como un medio de comunicación a disposición totalmente del pueblo.

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