El sueño de la integración económica

Los líderes de América Central y República Dominicana se reunirán en Santo Domingo a finales de este mes, junto con los hombres y mujeres de negocios de la región, para analizar las opciones para lograr una mayor integración económica.

Es una idea cuya hora debería de llegar.

Un bajo nivel de integración impone altos costos a los consumidores de la región.

Una de las principales preocupaciones para las empresas centroamericanas son los procedimientos aduaneros que afectan al comercio.

Con el fin de ser vendido en Guatemala, un producto panameño atraviesa cuatro fronteras, cada una con sus propios procedimientos.

Un producto mexicano por su parte, debe cruzar no menos de cinco fronteras, cada una de las cuales impone sus propios gastos administrativos, con el fin de llegar a Panamá.

Estas obstrucciones aumentan aún más el costo de los bienes a los consumidores, mediante el alargamiento de los tiempos de transporte.

El riesgo de las fluctuaciones del tipo de cambio - o el costo de la cobertura - es otro factor importante en una región que cuenta con cuatro monedas entre seis países.

Mientras tanto, cada uno de los países centroamericanos tiene su propio gobierno nacional, con docenas de ministerios y cientos de miles de empleados públicos – lo cual explica en gran parte por qué se han hecho pocos avances para integrar.

En lo que se refiere a los gobiernos, la integración podría crear las economías de escala, que permiten la reducción del sector público.

Esto podría ser bueno para decenas de millones de consumidores centroamericanos.

Pero hasta ahora ha sido difícil procurar que los burócratas apoyen el concepto de una burocracia más pequeña.