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Gestos políticos poco auténticos

Tuesday 06 March, 2012


Ricardo Trotti
La Prensa, Honduras

No todos los gestos políticos, por mucho que aparenten, son producto de cambios genuinos. A menudo son resultado del oportunismo, de necesidades o presiones; y otras veces, cortinas de humo para despistar o desviar la atención a cuestiones menos espinosas.

Esta semana se sucedieron varios de estos gestos en el mundo, y aunque aliviaron tensiones, se desconoce y desconfía sobre sus intenciones. Entre ellos, se destacan el del presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien perdonó a varios periodistas condenados a tres años de cárcel y pagar millones de dólares en multa; la renuncia de las narco guerrillas colombianas FARC a cometer secuestros como método de financiamiento; y el anuncio del gobierno de Corea del Norte, que paralizará su programa nuclear a cambio de comida.

Jamás el mundo se hubiera imaginado que los tomates orgánicos tendrían más fuerza que las bombas atómicas. En un giro de 180 grados en las tirantes relaciones entre EE.UU. y Corea del Norte, el nuevo líder Kim Jong Un, prefirió dejar de enriquecer uranio a cambio de 240 mil toneladas de alimentos para detener la hambruna en su país.

Pero como la necesidad tiene cara de hereje, habrá que ver si el régimen no seguirá presionando con ensayos nucleares, apenas sacie su hambre, como ocurrió otras veces.

El “buen” gesto de las FARC es una piedra en el vacío; puro oportunismo. Anunciaron que dejarían la práctica de los secuestros, al mismo tiempo que sus guerrilleros aumentaban los atentados y la colocación de minas antipersonales. No es la primera vez que engañan. Esta vez buscan neutralizar a multitudes que protestan públicamente por los plagios de familiares y generar confianza para un eventual plan de paz con el gobierno. Dudo que el presidente Juan Manuel Santos conceda o negocie, hasta que las guerrillas no muestren un cambio total de actitud, y decidan cesar todo tipo de violencia y acciones de narcotráfico.

El gesto del presidente ecuatoriano Rafael Correa de pedir a los jueces que no ejecuten la sentencia de prisión y multas contra los directivos y columnistas de El Universo y contra los autores del libro El Gran Hermano, está lejos de ser un profundo cambio de filosofía hacia el respeto de la libertad de prensa y expresión. Se trató, en todo caso, de una lógica respuesta a las fuertes críticas que recibió de la prensa internacional, de instituciones que defienden los derechos humanos y de renombrados escritores y pensadores del mundo entero.

No hay que engañarse. Correa perdonó por la presión y la solidaridad internacional con los afectados, algo difícil de soportar en plena preparación de una campaña electoral.

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