Inocentes

 

Si no ando mal orientado, todos esos viajes de Pepe, sus visitas al interior sólo son para escuchar, por otra vez, la misma cantaleta del pueblo que clama justicia, trabajo y oportunidades de trabajar, por sabido y mil veces repetido, se calla. 

 

En lo interno, lo imagino tomando apuntes sobre apuntes para mantener fresca la memoria al respecto y en el aire, cuando hace esos larguísimos vuelos, con la computadora entre las piernas sumando las largas filas de números necesarios para poner en marcha determinado programa que por largos años ha estado en gestación en su cerebro, e ideando para que sus secretarios de Estado lo comprendan a cabalidad, se identifiquen con él y pueda entonces dar marcha al frente al determinado proceder largamente acariciado. 

 

Pepe sabe que es él el gestor de la idea, pero que no se pude triunfar si todo el equipo no llega a conciliar los puntos divergentes y hacer que todo el panorama llegue a ser afín tanto al creador como a aquellos para quienes fue creado. 

 

Toda conquista es originalmente rechazada en principio, pero al descubrir la sana intención, el proceso de liberación popular, aunque no sea de resultados cercanos, no inmediatos, la búsqueda de esperanzas factibles de volverse realidad que obedecen a una mecánica viable y buscada por el gobernante, cambian de perspectiva.