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La ciudad hospitalaria

Thursday 17 November, 2011


Francisco Díaz Mérida
Panamá América, Panamá

El proyecto de Ciudad Hospitalaria de la administración de la Caja de Seguro Social (CSS) constituye un despilfarro de los fondos de la institución, así como es el producto de un descarado desconocimiento de los conceptos más elementales de la Salud Pública. Snow, Winslow, Terris, Foucault, Renán Esquivel se estremecen en sus tumbas, ya que semejante proyecto vulnera el principio de la prevención como herramienta fundamental del quehacer en salud para dar paso al viejo y obsoleto modelo del hospital o centrismo. Pareciese que la organización de la red de servicios de salud según niveles de atención y complejidad de tipo piramidal, en la cual el mayor volumen (80% de las personas) se debe prestar por el nivel I, el 15 % en el nivel II, el 3% en el nivel II y el 2% en el nivel 4, se ha distorsionado para dar cabida a instalaciones de salud que a lo sumo brindarán atención al 5% de la población total que demanda servicios de atención médica.

Es obvio que si la CSS cuenta con más del 80 % de sus instalaciones de salud como edificios enfermos o muertos, la primera necesidad de ella, es el mejoramiento de la capacidad instalada (física y tecnológica) en todas las instalaciones de salud de la institución, cuyo costo es inferior al de la ciudad hospitalaria. Una vez realizado el saneamiento, ampliación, remodelación y desinfección se puede pensar en la conformación de centros especializados o institutos basados en la mortalidad, morbilidad y discapacidad de la población del país. Lo que es inaceptable es la utilización de los fondos de la institución para satisfacer las necesidades de hacer negocios (587 millones de balboas) y a la medicina elitista, sin importarle que la morbi-mortalidad de los panameños corresponda a una sociedad profundamente asimétrica y desigual en el riesgo de morir y a un desequilibrio social entre la vida y la muerte. En efecto, en Panamá, el 45.4 de las defunciones ocurridas, en el 2008, se concentran entre los 15-74 años; es decir muertes prematuras.

En los actuales escenarios de instalaciones muertas y enfermas, sin capacidad tecnológica de resolución, en ausencia de promoción de la salud y prevención primaria (del riesgo), con déficit de recursos humanos, desabastecimiento de insumos sanitarios, este proyecto constituye un acto de irresponsabilidad administrativa y financiera como consecuencia de la carencia de un análisis racional de la red de servicios de salud, cuyo objetivo fundamental son los negocios. A su vez el proyecto ha sido pre licitado, sin que la Junta Directiva de la institución lo haya aprobado. Lo triste es que sin la readecuación de las instalaciones sanitarias, sin una transformación profunda del modelo de atención y de gestión, la ciudad hospitalaria corre el riesgo de ser un nuevo complejo hospitalario en menos de 10 años.

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