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La economía panameña no es ahora ni inmune ni está blindada

Wednesday 09 November, 2011


Juan Jované
Panamá América, Panamá

El ojo de la tormenta económica que amenaza la economía mundial se encuentra definitivamente en Europa, siendo su elemento detonador la situación de Grecia e Italia, la cual no parece tener ninguna posibilidad de ser superada. Esto queda claro si, siguiendo a la revista The Economist, se tiene en cuenta que aún cuando los planes acordados se cumplan a cabalidad Grecia mantendría todavía en el 2020 una relación deuda pública – PIB de 20%, la cual resulta evidentemente insostenible. Más aún, ni siquiera el Banco Central Europeo cree y avala plenamente los llamados planes de salvataje destinados principalmente a estos países. Tal como lo ha destacado J. Bradford De Long, en el mismo momento en que este organismo anunció su política de compra de bonos gubernamentales no solo hizo saber su disgusto con este tipo de programa, sino que, además, señaló que no se sentía plenamente comprometido con el mismo, añadiendo que este sería temporal y revertido tan pronto como fuera posible. Estos elementos de por si llevaron a que la tasa de interés sobre los bonos gubernamentales de Italia se elevara hasta el 6.29%. Todo esto se da en un contexto en que el proble ma económico se expresa cada vez más como una crisis política, es así como se manifiesta en la presencia global de los indignados, así como en las contradicciones locales y globales entre las fracciones políticas de los sectores dominantes, hecha visible en el fallido referéndum de Papandreu.

Las consecuencias de todo esto a nivel global no son para nada halagüeñas. Paul Krugman ha llegado a señalar la posibilidad de una corrida bancaria y cierre forzados de bancos en Italia, incluyendo, además, un rápido contagio hacia Francia. De producirse este tipo de fenómenos, dada la estrecha y compleja interconexión financiera internacional, se provocaría una notable contracción crediticia, que junto a las políticas de austeridad, generarían una ola contractiva global.

En Panamá las autoridades básicamente han venido señalando que el país es, por algún motivo no explicado, inmune a estos problemas. Se trata de una posición equivocada. En el caso de desarrollarse los eventos aquí previstos el país, que tiene la forma de una economía pequeña y abierta, sufriría irremediablemente el impacto de la caída de la demanda de sus exportaciones. Más aún, si se tiene presente que el país depende crucialmente del crédito, a tal extremo que cada 1% de crecimiento del PIB nominal precisa de cerca de 1.15% de crecimiento en el saldo de los créditos bancarios, entonces no queda duda que las dificultades financieras internacionales tienen la capacidad de afectar seriamente a la economía nacional. Esto es sobre todo cierto en momentos en que la acumulación de capital esta centrada en el proyecto de construcción de acumulación por desposesión basado en el creciente endeudamiento público, así como en la ampliación del crédito para el comercio, los servicios y el consumo. Ahora más que nunca el país necesita de una política económica alternativa, la cual tenga la posibilidad de asegurarnos el menor impacto posible de la tormenta global que se avecina.

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