La obsesión del lobo
Friday 08 July, 2011
Amílcar Santamaría
La Prensa, Honduras
En el cuento medieval, la obsesión del lobo de los bosques europeos consistía en convertir a Caperucita Roja en su almuerzo. En el caso del licántropo tercermundista que nos gobierna, la fiebre es de tipo político: el personaje quiere una asamblea nacional constituyente a todo precio, sin importarle un comino que el pueblo hondureño tenga otros intereses.
La ciudadanía ha dicho que los problemas que verdaderamente le interesan son, en esencia, tres: el desempleo, la inseguridad, por ende, el clima de terror que se ha apoderado de pueblos y ciudades desde hace muchos años. La empresa de investigaciones demoscópicas CID Gallup hizo su encuesta anual. Lo primero que la indagación encontró es que el país va por mal camino”, y luego fue evidente que más del cincuenta por ciento de los entrevistados dijeron que el señor Lobo no es un buen presidente.
A la luz de los hallazgos, en otro país que no fuera parte del tercer mundo, el mandatario habría reaccionado buscando enderezar sus pasos, primero, y después, atendiendo los problemas de mayor gravedad, en este caso, los millones de personas sin trabajo y la ola de asesinados que nos mantiene presas del terror. Hoy la moda es invitar a los grupos de seguidores del régimen para que, “espontáneamente” comuniquen lo que les interesa, modificar la Constitución de la República.