Los tiempos han cambiado
Lunes 14 febrero, 2011
Ramiro Guerra Morales
La Prensa, Panamá
En las décadas de 1960 y 1970, no menos de una docena de pensadores, investigadores sociales y económicos, entre ellos algunos forjadores de la llamada escuela o teoría de la dependencia –con justa razón y argumentos– acotaban que el crecimiento y el desarrollo de la Europa capitalista y de Estados Unidos, en su fase conocida como la del capital originario, se debió en gran parte a la condición de granero y exportador de metales a la que fue sometida Latinoamérica, fenómeno por el que también transitaron los hermanos africanos.
A precios actuales, resulta imaginable a cuánto pudieran ascender las riquezas, que a sangre y fuego, le fueron expoliadas a estos continentes. Proceso este de enajenación salvaje que inhibió toda posibilidad temprana de relaciones capitalistas, dejando consigo toda una secuela de miseria en nuestra población. Con justa razón, se sostiene hoy que Europa y Estados Unidos tienen pendiente honrar las facturas propias de una relación que la conquista y la colonia relegaron a un plano de perversa explotación.
Los tiempos han cambiado y la historia, si bien gira en forma espiral, lo hace sobre la base de que el mundo ha cambiado; ya no existen las colonias y los países graneros sumisos; sin embargo, y pese a ello, se reeditan formas modernas de expoliación de nuestros recursos. Hoy vemos cómo en forma inaudita algunos denominados nuevos ejes del desarrollo centran sus apetitos voraces en nuestros países, buscando oro, cobre, agua y otros minerales, para repuntar sus economías.