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Margaret Thatcher y México

Tuesday 30 April, 2013


Margaret Thatcher, quien murió a principios de este mes, enfrentó los sindicatos británicos en la década de 1980, con el fin de revitalizar el Reino Unido.

El Presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, quiere hacer algo similar, con el fin de sacudir a la estancada economía de su país.

Al mismo tiempo, Peña es diferente a Thatcher, quien dijo la famosa frase: “Yo no soy una política de consenso, sino una política de convicción”.

Por su parte, Peña y su Partido Revolucionario Institucional prefieren construir alianzas con los principales grupos de la oposición, especialmente el partido derechista Acción Nacional, cuyos candidatos ganaron las dos últimas elecciones presidenciales, y la fracción izquierdista Revolución Democrática, con aspirantes que en ambos casos llegaron segundos.

Para construir el consenso, Peña ha prometido un nuevo y moderno PRI, limpio de las antiguas fallas del partido de la corrupción y el clientelismo.

Sin embargo, la tarea puede ser difícil, a raíz de las recientes denuncias por parte de ambos partidos opositores de que el PRI en el Estado de Veracruz utiliza programas sociales para comprar votos.

En lo que se refiere al enfrentamiento con los sindicatos, Thatcher hace 30 años rompió el poder de algunos de los más poderosos laborales británicos, incluidos los mineros.

Los sindicatos mexicanos pueden ser más duros.

Varios maestros radicales en los estados de Guerrero, Oaxaca y Michoacán en la costa del Pacífico, se han vuelto cada vez más violentos, en respuesta al plan del gobierno para poner fin a lo que consideran prácticas inapropiadas, incluido el derecho exclusivo del sindicato para nombrar a nuevos maestros en los puestos vacantes de las escuelas públicas.

Mientras tanto, han surgido los llamados “policías comunitarios”, que andan enmascarados, y que desafían a las autoridades.

El concepto de consenso es atractivo para un país como México, devastado por años de violencia.

Del mismo modo, existe una amplia aprobación de un plan para poner fin a lo que se conoce como el “México profundo”, en el que los intereses creados ejercen invisiblemente una cuota significativa de poder.

Para lograr estos objetivos, Peña puede tener que ser a la vez más duro y más conciliador que Maggie.