Mineros frente a escritores

Eran 72 horas agitadas para los mineros, así como para sus opositores.

La decisión del jueves pasado de la Corte Suprema de Costa Rica de prohibir a (enlace solo en inglés) Infinito Gold, con sede en Toronto, a desarrollar la mina de oro Crucitas.

El fallo es parte de una tendencia, cuyas repercusiones van desde América Central a través de México y Perú, hasta llegar a Londres.

El mismo día, 150 escritores, entre ellos los premios Nobel de Literatura Tomas Transtromer de Suecia y Jean-Marie Le Clezio de Francia, junto con la canadiense Margaret Atwood, instaron al presidente mexicano, Felipe Calderón, a cancelar una concesión, propiedad de (enlace solo en inglés) First Majestic Silver de Canadá.

El proyecto excavaría la tierra, que —de acuerdo con las leyendas del pueblo nativo Huichol— es la cuna del sol.

Dos días antes, la empresa (enlace solo en inglés) Newmont Mining, con sede en Colorado, Estados Unidos, suspendió un proyecto de oro de $4,8 mil millones en Perú, tras las protestas de varias comunidades cercanas, que afirman que la mina contaminaría su agua potable.

Un día después de la suspensión, los activistas (enlace solo en inglés) Occupy London, irrumpieron en la sede de la gigante anglo-suiza de la minería (enlace solo en inglés) Xstrata, en protesta por el “gato gordo” salario del CEO de la compañía —el equivalente de alrededor de $25 millones.

En Centroamérica, la decisión de Costa Rica lo hace probable que ningún proyecto minero pueda proceder.

El Salvador suspendió toda actividad minera hace dos años.

Las minas continúan operando en el resto de la región.

Los mineros y sus partidarios argumentan que la industria ayuda a hacerlos países pobres más ricos.

Por otro lado, los opositores insisten en que la minería genera una alta probabilidad de daños al medioambiente, y que cualquier riqueza que produzca, tiende a terminar en manos de corruptos dirigentes locales.

Sin duda, una semana animada.