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Negociaciones

Friday 10 September, 2010


Sandra de Barraza
La Prensa Gráfica, El Salvador
 
En las colonias se conocen y reconocen. Son pocos numéricamente porque en las colonias hay más gente decente y trabajadora que “bichos” pandilleros, pero a todos, absolutamente a todos, los tienen sometidos a una supervivencia en zozobra.
 
Alrededor del 70% de la población se moviliza en transporte público. Toda esa gente a diario tiene que sufrir las consecuencias de la falta de competencia y transparencia en ese sector y todos, en transporte público y en privado, sufrimos las consecuencias de sus abusos, sus imprudencias y sus ilegalidades. Allí están porque se necesitan, allí están con la contemplación de las “autoridades”. Nada nuevo que beneficie a los usuarios se ha visto.
 
El transporte público es la evidente y contundente muestra de lo que en nuestra sociedad está sucediendo: las instituciones simplemente no funcionan, los funcionarios y empleados no las hacen funcionar porque no pueden o porque no quieren, las leyes no se aplican y para ocupar el tiempo siempre se están reelaborando y aunque se cambien, se aprueben y sancionen, la realidad avanza con más rapidez que todas las palabras que se ponen en su reelaboración.
 
El transporte público es el reflejo de la incapacidad en el manejo de la seguridad pública y peor porque es una amenaza, ha sido “inspiración” para hacer llamados a la negociación con grupos que se dedican a delinquir empezando por extorsiones y amenazas hasta terminar con la vida de la gente. No es de ahora. Esto lo venimos padeciendo desde hace bastante y por los medios de comunicación, es evidente que la tasa de crecimiento y su complejidad son ¡exponenciales!
 
El transporte público ha sido el espacio “más demandado” por la delincuencia. A los motoristas y cobradores les piden “renta” y a los usuarios los amenazan, los asaltan y los matan sin cruzar palabra. Nadie y en ninguna parte está seguro porque en ninguna parte hay seguridad y mucho menos, se siente la seguridad. Pequeños grupos de “bichos” amparados y manejados por otros, conforman redes que tienen en permanente zozobra a todos. A los residentes en las colonias los someten y al resto nos tienen en el permanente. ¿Quién sigue?