No hay por qué celebrar
Monday 09 August, 2010
Iván Alfredo Vigil Molina
El heraldo, Honduras
La gran mayoría de las naciones de estas latitudes viven de las remesas y algunos han podido generar algunas industrias, pero las remesas solo han dejado comunidades enteras perezosas.
Veo en muchos países de América Latina la celebración de doscientos años de independencia y me pregunto si existen razones para celebrar.
Deuda externa, deuda interna, sociedades burocratizadas, desigualdad creciente, mayor pobreza extrema, pésima educación, corrupción, narcotráfico, crecimiento económico que no pasa de un digito y, en general, condiciones que no permiten decir que nuestras naciones son independientes. Políticos que se meten a unos rollos de discursos que solo sirven para sembrar sueños sociales y economistas que recetan devaluaciones como medidas de éxito fiscal para empobrecer a enormes grupos sociales a costa de obtener más deuda para dejar problemas a segundas y terceras generaciones.
Es claro que no existe en país alguno de hispanoamérica una política de la verdad. Es decir líderes que realmente digan la verdad a los gobernados para que dejen de vivir el sueño del asistencialismo y que verdaderamente empiecen a ser más productivos hasta lograr que el gasto social no sea para la comida de hoy, sino para que la trabajadora doméstica o el mozo destruyan el ciclo de pobreza y permitan a sus hijos dejar de ser desheredados.