Panamá y la crisis mundial
Monday 14 November, 2011
Jorge A. Castillo
Prensa.com, Panamá
En los últimos 10 años, Panamá ha tenido un crecimiento sostenido que en promedio es de aproximadamente 6.3%. Igualmente, en el año 2010 la tasa de crecimiento alcanzó 7.5% y en este año se estima que la tasa de crecimiento será de 10%.
También es cierto que cuando la crisis económica mundial se materializa, entre los años 2008-2009, la tasa de crecimiento pasó del 12.1% en que estaba en 2007, a una tasa de crecimiento de 3.2%, en 2009. No dejamos de crecer, pero la dinámica de crecimiento se vio seriamente afectada.
Esto se debe a que los sectores más dinámicos de nuestra economía están en función del mercado externo. El Canal, la Zona Libre de Colón, el centro bancario, los puertos y el turismo, fundamentalmente. Es por esta misma razón que el alto crecimiento económico no beneficia a la población nacional, que no es determinante en la demanda de estas actividades. Es decir que el Canal de Panamá no depende del poder adquisitivo del panameño. También es cierto que estos sectores son vulnerables a la situación de la economía mundial, con el agravante de que ante la internalización de la crisis mundial es poco lo que se podría hacer en materia de política económica interna para reactivarlo.
No se trata de reducir la importancia económica de estas actividades. Por lo contrario, se trata de redistribuir los excedentes que generan en seguridad alimentaria, salud y educación. Tan solo el Canal en este año estará cercano a un aporte de casi mil millones a la economía nacional. En el período de la crisis mundial de 2008-2009 el gobierno anterior creó un fondo innecesario de 100 millones de dólares a disposición de la banca nacional, que no lo solicitó y no lo utilizó.
Es necesario poner fondos similares o mayores a disposición de la seguridad alimentaria, la salud y la educación, las tres sufren una enorme crisis que atenta contra los derechos económicos de la población nacional. El problema es que no contamos con un plan nacional, ni siquiera un acuerdo, un pacto nacional que defina cómo enfrentar tan enormes crisis ya existentes. El BID nos está ofreciendo un préstamo de 100 millones de dólares, y el Banco Mundial de 60 millones para enfrentar los desastres nacionales. No tenemos planes ni programas, no hay una autoridad del ambiente, existe una oficina de estudios de impacto ambiental que aprueba actividades no sostenibles en el corredor biológico.
De materializarse la crisis, lo que es altamente probable por la multicausalidad de factores, se internalizará en la economía nacional y, al igual que en 2008-09, afectará el crecimiento económico. Y seguiremos tropezando con la misma piedra hasta que nos indignemos.