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Un nuevo paradigma de lo que es el Éxito

Thursday 20 October, 2011


Carlos H. Rivas
La Prensa Gráfica, El Salvador

“En un país fracasado, el hombre está condenado al fracaso”, me dijo un hermano del TAI, ante la situación de inseguridad que vivimos. Había venido de visita al país y, como tantos otros “hermanos lejanos”, ante nuestra dura realidad estaba pesimista.

Ese sentimiento negativo parece estar generalizado en la sociedad. Sin embargo, es posible superarlo, y además, necesario, si queremos encontrar soluciones a un mal que nos cobra hasta 12 muertes diarias, sobre todo de jóvenes de los sectores más vulnerables y pobres.

Pensar en esta situación y escuchar a aquel hermano me hizo reflexionar sobre un tema que desarrollamos, con el doctor Alex Marvel, en el libro “Megacrecimiento. Principios de Éxito de Crecimiento Integral”, que próximamente presentaremos en el país.

El texto sostiene: “El éxito no es un triunfo únicamente personal, una corona de laureles que corona mi cabeza, sino el fruto de una pasión que abarca a quienes me rodean, y de alguna manera contribuyen a hacer realidad mis sueños. De no ser así, [...] Mi éxito estaría limitado a la satisfacción de necesidades materiales, que son legítimas por supuesto, pero no abarcaría las espirituales, que tienen que ver con el bienestar y la vida plena de mis hermanos y hermanas, aun de aquellos que no conozco”.

Si comprendemos el éxito de esa manera, estaremos en mejores condiciones para cambiar la realidad, y emprender esfuerzos colectivos en pro del desarrollo social y económico del país, y el fortalecimiento de una democracia amenazada por fisuras estructurales.

Se trata, pues, de cambiar paradigmas, o de crearlos, puesto que su ausencia es uno de los problemas de nuestra juventud. Y uno de los paradigmas a cambiar y fortalecer es el del Éxito.

Nuestros jóvenes han sido persuadidos a aceptar un paradigma de éxito egoísta, basado en la posesión de bienes materiales, el lucimiento de la moda y el “prestigio” de la tecnología. Por eso mata, y por eso muere. El fracaso se identifica con el no poseer, y al no poseer, nuestra juventud bombardeada por el consumismo se vuelve pesimista y, cito de nuevo el libro “Megacrecimiento”, “por ese pesimismo que subyace en nuestras sociedades, el éxito es cada vez más quimérico para muchos hombres y mujeres... Encerrados en lo que creen un mundo sin puertas, no advierten que son las sombras de su pesimismo las que se las ocultan”.

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